STOK OUZH AN ENEZ
A LA VISTA DE LA ISLA
Que ahora cada cuál se calle
ninguna risa, ningún grito,
ningún ruido, por favor, ¡por favor!
No alcanzaríamos la isla si todos nos pusiéramos a charlar;
no despertemos a las cochinillas
de sueño tan ligero.
¿Para qué navegar tanto tiempo
si zozobramos en el umbral?
Mirad
¿los árboles con los que soñábais eran tan verdes?
Y todavía bajo el musgo se oyen
aguas secretas
escuchad,
pero no digáis nada.
Puede que haya que desembarcar en alta mar
y alcanzarla a nado;
puede que sea necesario
nadar hacia la isla
de noche:
será el combate de nuestros cuerpos contra el mar
y el ruido del mar estallando en la costa,
canción de cuna,
por favor, por favor,
¡No despertemos a las cochinillas!
No se escuchará más que el ruido sordo de nuestros pasos
en la arena
y el grito de las gaviotas
Y la isla será nuestra,
quizá.
Alan Stivell
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