sábado, 30 de junio de 2007

La navegación






Era imposible a éstas alturas volverse atrás, había que seguir. Las corrientes de verano se habían tornado mar gruesa y la embarcación se movía para todos lados. Una ola se había llevado la vela de cuero que estaba arriada tras el castillo de proa. El mástil crujía cada vez más. La realidad era que iba al garete, perdido en el océano y desde hacía dos días por lo menos desorientado. No habían dejado las nubes ningún hueco para ver la polar.



Perdido en el ancho océano. Y lo peor aún por llegar, pues venían olas de tamaño montañoso, muy espaciadas, que anunciaban que se aproximaba la terrible baga de mar que estaba esperando.



"Si he de morir hoy, ¿qué mejor forma que luchando contra el mar?" Las olas rompían a varios pasos de la embarcación y el aire estaba tan cargado de salitre que no paraba de toser, baldado por la humedad, el salitre y el agotamiento.



Ith hijo de Breogán se puso en proa frente al mástil, firme, dispuesto a embatir el temporal.
Fue en ese momento, cantan los bardos, cuando recordó que el druida de su treba le había hecho llevar a un cuervo en una jaula de mimbre amarrada al mástil. Sin más rompió la jaula y lo soltó. "Tú que tienes alas, podrás escapar de aquí, no hace falta que muramos dos hoy".



El temporal iba empeorando e Ith estaba ya ocupado totalmente en achicar el barco, pero cada ola lo volvía a llenar. Suerte que los curraghs, los barcos hechos de pieles cosidas e impermebles en las costuras, con armazón de ramas flexibles de roble, eran los barcos más marineros del Atlántico. Aunque se llenasen de agua no se hundían.



Llegó el cuervo de vuelta y se posó en el mástil. No había tierra cerca. Todo en vano.Por momentos Ith llegaba a maldecir al druida que le había hecho esperar al día propicio para embarcarse.



Entonces, el cuervo, salió del poste volando; Las olas eran ya un poco menores e Ith se dispuso a orientar la quilla, remando con sus propias manos, poniendo proa en la dirección por la que había salido volando el cuervo.



Amaneció el día siguiente con calma chicha, imposible de saber cuánto tiempo se había quedado dormido. Cuando empezó a notarse la primera brisa de la tarde, fue cuando Ith se quitó las ropas y las dispuso confeccionadas en una vela cuadra al mástil, aprovechando los cabos amarrados que habían permanecido tras el temporal, lino y agujas de las espinas de la robaliza que había pescado antes de la baga de mar.



Normal que no hubiese vuelto a aparecer el cuervo, ya se veía una franja de tierra en el horizonte. Ith reconoció enseguida aquellas formas, aquellas líneas. Las había visto tiempo atrás, mucho más pequeñas, desde la torre que había erguido su progenitor. Desde la torre de Breoghan. en una clara noche de invernada.



Había conseguido la hazaña, lo imposible. Había llegado a las islas.

Habría de ser recordado en las tradiciones de los bardos a éste y al otro lado del mar, voces que se hicieron eco durante tres milenios.


Hoy día aún se me erizan los cabellos cuando me llega un irlandés y me cuenta el viaje de Ith Mac Breoghaim desde Easpain al Eire, máxime sabiendo que era una ruta que, desde la crisis de la edad del bronce, usaban los púnicos para buscar estaño, que empezó a escasear en el área mediterránea; y usaban el puerto de Vares, al lado de Ortegal, como puerto de invierno, como demostró Federico Maciñeira con los hallazgos de numismática púnica y con las campañas de excavación en Vares y alrededores, allá por los años 30. Desgracia fue la dictadura que siguió. Localizaron muchas décadas después Barry Cunnlife et al. los vestigios de las rutas atlánticas ¡Desde los puertos de destino (Islas británicas)! 70 años después de que fuese acallado Maciñeira y 56 desde que fue publicado su libro póstumo.

Aquellos intrépidos fueron los que enseñaron a nuestros antepasados, a nuestros ínclitos, las RUTAS ATLÁNTICAS.










domingo, 17 de junio de 2007

el abrigo de Lugh




Hace frío, recogimos leña toda la semana y la dejamos en la cabana, pero no basta, hace demasiado frío y el fogón del pote no da abasto. Me riñó Madre porque la leña mojada echa demasiado humo y no filtra bien el Teito.

Demasiado frío. Me pongo encima la piel de oso que llevaba Padre Ith, arriesgándome a que me linchen por tanto atrevimiento. Cuántas batallas libraría Padre con esta indumentaria? Se la ve zurcida por todas partes, en algunos todavía se nota el teñido de la sangre. Hace 180 lunas que tengo la edad de llevar armas! Y nadie me va quitar el privilegio de llevar la capa de Padre Ith. Si no me la gané, ya me la ganaré algún día, y la llevaré con orgullo como la llevaba Padre.

-Ojalá seas menos inconsciente!
Maldición, ¿siempre tengo que pensar en voz alta? "así sea", le respondo a Ovatio, el bardo.

-¿porqué no voy a seguir los pasos de Padre? ¿Tuvo alguna tacha, algún defecto?

-Sí, era el mejor, navegante sin par, guerrero sin comparación, pero desatendió los consejos de Lugh y se dejó llevar por las locuras de Coso, temerario e inconsciente, así se convirtió en pasto para los cuervos en la última batalla!

-La ganó él sólo, por eso fue llamado a engrosar las filas de Coso del otro mundo. Digna muerte tiene aquel que en la batalla es ofrecido a los cuervos de Lugh! Se lo disputaban! Porque si no lo llegan a llamar, despuebla toda Ofiusa! Más de un cabrón que aún anda entre nosotros se protegió detrás del sago de Padre!

-Aedh Hijo del glorioson Ith! No te permito que hagas comentarios así! Acusa a los que llamas cobardes y que los Brehones decidan, pero, recuerda que el que acusa falsamente muere indignamente.

-No acuso a quien ya se siente indigno! por qué crees que perdió Nar a toda la familia en la última incursión de los Albiones? Por cobarde. Si les hiciera frente, reculaban. Pero no, los dejó a todos a su suerte. ¿No merece la pena vencer o morir con tus seres queridos? Yo no sería capaz de vivir con esa carga.

-¿Qué pretendes, con estas palabras? te iniciaste a Brehom pero no quisiste serlo; te iniciaste a Ovate y tocas el arpa sin par, pero no eres arpista, Tienes 33 años y todavía no te metiste por la Pedra Formosa. ¿ A qué esperas?

-Quiero seguir los pasos de Lugh Politécnico, como hizo Padre antes de que lo llamara Coso!
-Así que todo en su tiempo, no?

-Así es, y le voy a pedir al Brehom que me case con mujer de otra treba! Que la conocí durante las incursiones Vettonas.

-Imposible, ¡antes te sacrifican a Cruatch o te despeñan en Cornería que dejar que te cases con forastera! ¡Qué cosas se te ocurren!

- Maldito seas, pues te digo que eso no lo va a decidir un Brehom, lo voy a decidir yo!
-No me estarás diciendo que te vas aposentar en el abrigo de Lugh, no me lo dirás en serio, mira cómo acabó tu padre, el último que quiso ser como Lugh.

-A mi Padre le envidiaban cien trebas, así que no me jodas.
-Home, fue la primera vez que ví a los brehones desbordados, echarse atrás y contemplar el aura guerrera de tu padre, que iluminaba todo el campo de batalla, hasta espantó a los dementes de la cofradía de Coso.

Se cortó inmediatamente la conversación con un AHAM autoritario, de los que suelta un Brehom cuando escucha una conversación que le desagrada. Aquel era además el mayor de todos, Amerghim, el instructor y hermano de Ith, tío carnal de Aedh.

-Aedh, hijo de Ith! No doy crédito a lo que estoy escuchando! Eres medio Brehom pero no quisiste investirte, eres medio guerrero pero no entraste en la sauna, eres medio herrero pero no pusiste en práctica los secretos de la forja! Dime, pretendes ser el mismísimo Lugh?
-Quiero sentarme en el abrigo de Lugh como hizo Padre!

-Tu padre era el tercero de los hijos de Breogham, y no resistió sentarse en el abrigo de Lugh. Aunque fue digno para ello, no fue capaz de contenerse con toda la sabiduría de Lugh y acabó sirviendo a Coso, como los locos carniceros de la cofradía. ¿sabes lo último que hacen? Coso los castigó a no poder usar armas durante seis lunas y cazan lobos a manos desnudas. Menos mal que los conjuramos a no poder salir del Bosque Peligroso. Aún así llevamos perdidos este año a dos a sus manos. Los idiotas inconscientes que dicen que allí se da la mejor madera para la cabana.

-Yo me siento cofrade de Lugh aunque me llame a la muerte! Y quiero tener su sabiduría para demostraros que mi destino está con una mujer vettona, de nuestra misma sangre, que ofrece flores y velas en las noches de luna a Reva y a Bandua como nosotros!

En ese momento apareció Madre y mi hermana, indignadas, pero guardando el riguroso respeto ante la presencia de un Brehom.

-Señoría, la ley Brehom dicta que nunca se permite ser casado a nadie de la treba sin la aprobación de su hermana. Pues bien. Mi hermano estaba haciendo preparativos para ir a caballo a territorio vettón, cuando llegó un mensajero de los vettones, al cual le di entrada en el poblado diciendo que era mi primo, en falso, para recibir el mensaje.

-Qué decía el mensaje? tronó más que habló el Brehom, con voz tonante cual Gada enfurecido.

Entró en la cabaña de reunión agarrándome a mi por un brazo y a mi hermana por otro. Detrás nuestro iba toda la treba como en procesión, curiosos.

-... Pues iba dirigido a mi hermano y le decía que parara, que no era la época adecuada para que fuera, según sus druidas, que lo dejara para otro momento. Aproveché el mensaje para intentar convencer a mi hermano de que se olvidase de la vettona.

-¡¡¡Jamás!!! atroné en la cabaña de reunión. El Brehom se dio media vuelta, molesto, por destacar mi propia voz por encima de él y del princeps de la treba, que acababa de llegar, porque se había enterado por las señales entre garitas de castros, todos visibles entre sí.

-Sabes perfectamente que tu hermana tiene potestad para decidir que mujer te conviene y quien no.

Me decidí aún a sabiendas de que podría ser perfecto reo para ser despeñado en los límites del poblado, o peor, que renegasen de mí los brehones. Me inflé cual pavo en su presencia y me dije a mí mismo "de perdidos al río".

-"No decidirá ni mi hermana ni siquiera un Brehom cuál va ser la mujer de mi vida, lo voy a decidir yo sólo, voy a sentarme en el abrigo de Lugh!"

Aquellas palabras produjeron inmediatamente hilaridad a Amerghim Brehom, que rompió el silencio posterior a mis palabras con una sonora carcajada, la cual contrastaba con el preocupado semblante de mi hermana y de Madre.cuando acabó de reirse el brehom, transformó su semblante a serio y asertó a viva voz:

-Infeliz, sabes que aún no llegamos a las Calendas Maias y tienes que guardar escrupuloso ayuno hasta Lugnasad?¿Sabes que van a meter tanta leña para tí en la pedra formosa que te vas abrasar entre las piedras, que quedarás marcado como un caballo?En ése momento tuve la torpeza de que se me escapara su nombre, sabiendo que en cuanto lo pronunciara la primera vez, sería demasiado tarde.

-¡Melusina! ¡Por ella ayuno hasta las calendas maias del año siguiente si así lo deseais! ¡Pero tened en cuenta que cuando me siente en el asiento de Lugh y mis pensamientos sean como los de Lugh, estoy totalmente seguro que me voy ir con ella! ¡Y si no desafiaré al mismísimo Lugh!

El Brehom, al oir tal sacrilegio, se quedó un rato ensimismado, después volvió en sí y afirmó, con voz rotunda:

-¡Ayuna y calla! Nos vemos el Uno de Agosto en el abrigo de Lugh!

Dando media vuelta, salió de la cabaña forzando el paso. ¡Y fuera todos de aquí, que aún no es época de asambleas!.

Madre llegó adonde estaba el Brehom y le pegó un tirón en el sayo, cosa que no se le ocurriría jamás, si no estuviera histérica como estaba, por el destino de su primogénito. incluso le dijo:

-"No permitirás que mi hijo se siente en el abrigo de Lugh"

-Y que quieres que haga? Respondió el Brehom ¿Acaso pretendes que los lobos empiecen a comer hierba?

-¿Qué significa eso? respondió Madre, con desconfianza hacia el lenguaje secreto y los sobreentendidos de los brehones, pero aún así, guardando un tono de voz respetuoso.

-Digo que su mismísimo padre Ith, que conquistó las islas del más allá, hijo del mismísimo Breogham, se sentó con todos sus méritos y ayunos en el abrigo de Lugh y se hizo digno de ser rey en ultramar hasta que tuvimos que desembarcarlo muerto. Tu hijo fue concebido el mismísimo día de Lugnasad y nacido el mismísimo día de Imbolc, antes de lo que le corresponde a cualquiera. Lo veo y estoy viendo al mismísimo Lugh! Blasfemo y le digo cosas desalentadoras, pero estoy viendo que su destino es hacer una alianza con el pueblo de la vettona, cómo se llama?

-Melusina (interrumpió mi hermana)- "y me parece que no es vettona, sino céltica".

Cuántos siglos llevaban los galáicos desconectados de los célticos del sur, de sus hermanos del río Anas, de sus amigos Tartesos. De los más antiguos célticos de los que se tiene noticia en todo el continente.En el fondo, a Aedh le importaba muy poco la opinión que tuviera nadie sobre Melusina, fuera vettona o céltica, porque sabía que llegaría al primer día de Lughnasad.

llegando al abrigo de Lugh

*El brehom de guardia, llamado "Camulogeno" fue el primero que bautizó a Aedh (O'Ith ó Mc'Ith) con nombre guerrero, era digno de ser bautizado como "LUGHAID", a pesar de llevar en sí el nombre de un dios "hay casos concretos como el susodicho que no es blasfemo el llevar implícito el nombre de un dios". (Cuando te bautiza un druida no hay marcha atrás).

OVATE: bardo (poeta) encontrado en la epigrafía galáica como "OUATIO", perteneciente a la tradición poética céltica que posteriormente dio lugar a los cantares trovadorescos de la edad media.

Fue seguramente García Quintela el primer historiador, que llegó a una pequeña cueva en Corme, llamado "abrigo do Petón da campaíña" donde había un asiento con el hueco para sentarse una persona, y ver que en la roca había unas marcas para posar las manos, y que tenían unos huecos en la piedra con forma de dedos larguísimos, que se dio cuenta que podía ser perfectamente una epifanía de lugh "Lamhfada" "el de las manos grandes"como aparecen en monedas centroeuropeas, llegándole los dedos de las manos hasta el suelo, y así están marcados o labrados en la piedra. Es decir, una epifanía de Lugh céltico, como las posteriormente conservadas bajo el manto del cristianismo, huellas de paso de los posteriores santos cristianizados.


Después de guardar los ayunos reglamentarios, Lughaid consiguió aposentarse en el abrigo de lugh, consiguiendo inmediatamente la cordura y serenidad de razonamiento propias de Lugh Politécnico, al cual había intentado hacerse a imagen y semejanza.

El consejo más importante de Lugh, plasmado como repentino descubrimiento en aquella epifanía después del preceptivo ayuno fue de ir a buscar a melusina, pero habiendo pactado antes ante Coso con sus cofrades, que eran los únicos que podían hacer una tésera de hospitalidad respetada por todas las trebas del suroeste. Dicho y hecho, preparó un zurrón con provisiones y dos membrillos perfumados como los que había dejado el verano anterior en tierras vettonas, subió a la grupa del buen thieldón, al que había domado años atrás y que nadie más era capaz de manejar sus riendas, y salió a trote corto, tocando una pequeña e improvisada lira de asta de ciervo y cerdas de jabalí. Empezó con silbidos cortos, pero al poco tiempo iban apareciendo las palabras en su imaginación, como flores del agua flotando aquí y allá por la superficie de un estanque.

Ay, mi amiga melusina,
anda insegura, comprendo
"¿quién será ese ártabro
que tan poco de él entiendo?"

mas algún día
recordarás
tú que eres céltica
...me entenderás....

Lo que vale de verdad
es aquello que dijimos
que no se lo lleva el viento
versos ha menos bonitos.

Se me olvidó la poesía
con la rutina y hastío.
La recuperé de nuevo
cuando me encontré perdido.

..... Aquellas palabras sonaban demasiado en medio del silencio, de la nada. Lughaid calló y miró a su alrededor. No había pájaros, ningun bicho viviente, se podía escuchar la respiración del thieldón, que se iba tornando cada vez más nerviosa y excitada."Vamos, tranquilo", dijo Lughaid mientras le acariciaba la crin. A pesar de esas palabras, Lughaid empezaba tambien a ponerse nervioso.
Miró hacia arriba y vio, colgadas de las ramas altas del roble centenario dos cabezas cortadas. Reconoció a los dos infelices que habían venido a buscar madera al Bosque Peligroso y que no volvieron.
De repente, el Thieldón se encabritó y lanzó estrepitosamente a su jinete al suelo, huyendo despavorido al galope.

Lughaid se levantó torpemente, sacudiéndose las brozas. Sentía un ardor en la piel a la altura del riñón derecho, levantó la capa y el sago y vió que tenía una rozadura hecha con el mango del puñal de antenas.

-Menos mal que lo llevo enfundado, que no sería la primera vez que lo ato a la cintura a pelo sin funda.
Los ártabros seguimos considerando más nobles las armas de bronce, de los tiempos en que venían los tartesos a buscar el bronce aquí arriba y paraban en la ruta hacia las islas, y que nos enseñaron la ciencia de la navegación.

Con éstas reflexiones y otras iba caminando lughaid por el Bosque Peligroso, cuando oyó unos
balídos en la lejanía. Se fue acercando poco a poco, agazapado, y a contraviento a juzgar por cómo se movían las ramas de los árboles. El bosque iba haciéndose más y más tupido y la oscuridad empezaba a envolverlo todo.

Ocultándose detrás del último mato, vio que había un cordero atado al pie de un árbol, que balaba y balaba. No tardó mucho en fijarse que en la oscuridad del otro lado se veían por momentos, detrás del seto, unos puntitos brillantes como luciérnagas. ¡Eran ojos de lobos al acecho, ocultos en la oscuridad de la espesura!.

Pasó un rato, Los ojos brillantes seguían fijos en el cordero, no me habían detectado,qué cosa más extraña.De repente saltaron del mato dos lobos ,uno de ellos enorme y oscuro, hacia el cordero.

No se sabe bien de dónde, apareció de repente un extraño bípedo, entero de color rojo oscuro, con la apariencia de una auténtica bestia del inframundo, que de una sóla patada certera partió el cuello del más pequeño de los dos lobos. El lobo mayor dió un salto al instante y se abalanzó hacia él, pero ya habían aparecido de repente otras dos bestias rojas y entre las tres agarraron el lobo, que repartía dentelladas, la mayoría de las veces al aire, y alguna alcanzaba a aquellos demonios, que no soltaban ni el más mínimo quejido.

Lughaid estaba tan estupefacto con aquella visión que fue demasiado tarde cuando quiso
desenfundar el puñal de antenas. Una mano o garra húmeda y fría le estaba sujetando con fuerza la mano contra el mango del puñal, impidiéndole sacarlo. cuando quiso pegar un brinco y voltearse de repente, ya tenía otra presión en el cuello que lo acogotaba. Demasiado tarde. El mango del puñal volvía a presionar contra la rozadura, con el forcejeo, haciéndole salir un hilillo de sangre. Pero la mayor parte de la sangre que bajaba por su brazo estaba fría, no era suya, olía además a bravío, a bestia salvaje. No pudo reprimir un grito cuando le hizo un corte una antena del puñal, encima de la rozadura.

Nada más oir el grito, las bestias rojas que habían matado al segundo lobo lo dejaron tirado y se
acercaron. En ese momento, que aflojó un poco la presión en el cuello, pudo girar la cabeza por un momento, para darse cuenta de que estaba rodeado de esas bestias rojas, que , de más cerca,
hacían entrever rasgos lejanamente humanos, difícilmente reconocibles porque parecían estar
cubiertos por pieles llenas de sangre, con lo que parecían ser grandes barbas, también llenas de
sangre fresca por encima de costras de sangre seca, que los cubrían enteros, de pies a cabeza.

Los brazos eran sin duda humanos, pero tenían algunos de ellos enormes cicatrices de dentelladas.
Aquellas miradas eran capaces de helar la sangre del más temerario guerrero. Ojos que traspasaban el alma como un cuchillo afilado al corazón, que mostraban locura y destrucción.

Ojos mucho mas terribles que aquellos que había visto brillar de los lobos detrás del seto.Se oyó una voz ronca, entrecortada por la respiración fatigosa, pero fácilmente reconocible porque
las palabras se reconocían primas, de lusitano, a pesar de que los acentos eran como gruñidos de oso.

-¡"La tercera cabeza para honrar a Coso en el roble" "Y sangre fresca suficiente hasta la sexta luna" !
No había escaparoria. Lughaid estaba aprisionado por multitud de brazos y estaba sintiendo un asco cada vez mayor cuando se deshacían las costras de sangre seca de los brazos con el forcejeo, tenía ganas de vomitar.


Entre los árboles se veía, a ratos, acercarse uno de aquellos bestiales seres, el que más terrible
aspecto tenía de todos, portando una vara que le sacaba dos pasos por encima, coronada de una
extraña calavera humana con enormes cuernos de ciervo.Cuando estaba a unos diez pasos de distancia, empezó a gritar con voz de orgenomesco:

-¡Ha hablado Coso. Desea Coso que el reo se una a la cofradía! No colgará aún la tercera cabeza del roble si se hace de los nuestros!

En ese momento, repentinamente todo aquel asco y repugnancia acumulada se tornaron coraje
temerario, lughaid notó cómo se le erizaban los cabellos, el vello de los brazos; el bigote....

-¡Pero yo cumplo la voluntad de Lugh! ¡ Soy servidor de Lugh!

Todos los Cofrades de Coso miraron al corono con miradas torcidas y gestos de desconfianza

-¿Desde cuando pactan Coso y Lugh a nuestras espaldas? Hasta la sexta luna no podemos permitir que seque la sangre sobre nosotros, matamos a las bestias con nuestras propias manos, sin armas, porque somos cofrades de Coso y no de cualquier mindundi; Coso sabe que nos gusta colgar lugantes en su honor! Si Coso lo quiere en la cofradía no puede ser un lugante, es un blasfemo y vamos a colgar su cabeza en el roble!

Acto seguido se lanzaron todos los cofrades a Lughaid, agarrándolo para descuartizarlo entre todos como habían hecho con innumerables lobos.

El Corono se fué a un rincón, mirando de reojo la escena, con una extraña confianza en el devenir.Empezó uno a agarrarlo de la cabeza hacia atrás para romperle el cuello, mientras otros cuatro le tiraban de los brazos y las piernas para desmembrarlo. El dolor se empezaba a hacer intenso y los brazos de Lughaid se iban enrojeciendo. En un momento el rojo de los brazos de Lughaid empezó a ser rojo blanco como el hierro a punto para la forja, y los cofrades soltaron los brazos cuando se empezaron a quemar. Los dos que estaban agarrando el cuello de lughaid para romperlo, empezaron a deslumbrarse con la luz que surgía sobre su cabeza, así que se pusieron a mirar hacia atrás y siguieron tirando, pero tuvieron que soltar, se estaban quemando.

En un momento estaban todos los cofrades enfrente de Lughaid reuniendo fuerzas y buscando un punto débil.

A éstas alturas Lughaid irradiaba una luz cegadora sobre su cabeza. Sus brazos parecían estar incandescentes, las hojas secas que había alrededor de sus pies empezaban a prender pequeñas llamas. La capa y el sago empezaron a arder y cayeron hechos cenizas.

Todos los cofrades atacaron a una, excepto el corono, que seguía en la esquina y empezó a recitar, cual maldición:

-No seais insensatos, no veis que está poseido por Lugh?

Mientras ésto decía, salían despedidos por los aires los doce cofrades de un sólo brazazo, cayendo a más de diez pasos de distancia y uno de ellos quedando colgado de una rama.

-Traed los barriles, rápido!
Los cofrades se fueron recomponiendo y marcharon a las profundidades del bosque.De ahí a un rato venían con tres toneles, que dejaron delante del Corono

-bien, ahora coged los calderos y llenad los toneles con agua del río, daos prisa.

-ártabro, cálmate un poco, no luches contra nosotros. No sería provechoso para Coso ni para Lugh!métete en el tonel!
El primer tonel ya estaba lleno de agua a rebosar, y los cofrades empezaban a vaciar calderos en el segundo. El riachuelo estaba próximo.

-Está bien!
Lughaid posó las manos en el borde y se lanzó al interior del tonel.
Como si fuera un hierro encendido echado a templar, el agua desapareció en el acto en una nube de vapor rugiente, los aros del barril empezaron a enrojecer y las maderas crepitaron, para finalmente estallar, saltando los aros a su alrededor.

De allí saltó al segundo barril, que ya estaba lleno, y el agua empezó a hervir saliendo unas burbujas grandes como puños. No tardó mucho en evaporarse. Lo justo para llegar al tercer barril, que estaba aún mediado y sumergirse de nuevo, quedando el agua a una temperatura que algunos soportan y otros no.

Se acercó el Corono al último tonel, y alargó la mano para ayudar a Lughaid a salir.

-¿Cómo te llamas, ártabro?
-Me bautizaron los Brehones de mi treba hace tres lunas como Lughaid, después de hollar el abrigo de Lugh. Necesito hacer con vosotros un juramento ante Lugh y Coso para que vuestros correligionarios del sur no me sean hostiles y respeten el pacto.

viernes, 8 de junio de 2007

pasiegos peligrosos



Llegar a casa familiar, despues de mes y medio o dos sin aparecer por allí. Saludo a mis padres, hablo un rato, dejo las maletas, paso el finde, salgo con los colegas y el domingo cuando me levanto hago un colacao, mojo un sobao pasiego y disfruto del bocado, hasta que entra mi madre a la cocina, me mira y dice ¡ay, que ya no puedo hacer la tarta!

MALDICIÓN: ya no me acordaba que la tarta la hace mi madre con 8 pasiegos contaos! si está quitándole el papel a un pasiego y le rompe un pedazo pegao al papel, coge otro y lo pela mejor, pues ya no es la cuenta justa!. ¡Y quedaban justos ocho pasiegos!.

Arghhh... y me tengo que ir ya! No puedo reparar mi pecado! Inmediatamente suelto una maldición en voz baja.....Joer, ....,

Pillo el coche para enfrentarme a 450 Kms de carretera nacional con tramos de autopista, gran parte en obras, atascos veraniegos descomunales...y entre ceja y ceja la obsesión del pasiego.

El lunes, entro a trabajar, no pude desayunar, tengo un nudo en el estómago. Además tuve una horrible pesadilla: que me moría e iba al infierno, donde me aguardaba un horroroso diablo que me ataba a una silla y me ponía un enorme embudo en la boca....y llegaba con una pala y llenaba el embudo de pasiegos. Cada vez que necesitaba respirar abría la boca... y caian 12 o 15 pasiegos....arghhh...desperté en medio de la noche entre gritos.

Llega el jueves, agotado, a ver si acaba rápido la semana. Me miro al espejo por la mañana y veo un espectro demacrado, de tez pálida, con ojeras...Llevo la semana casi sin probar bocado, tengo en el trabajo una obra de envergadura y desde que me acuesto me paso horas barrenando ¡Hostia, que no guardé los tornillos, a que se los llevaron a otra obra!

El viernes se me hace largo, largo (hasta las 9 y media de la noche currando), salgo, llego a casa y decido salir a tomar una copa a Santander, a mi bar preferido.Siempre que voy tomo mi cerveza favorita y me pongo a hablar con el dueño, el último bar folk que queda en la ciudad, el último bastión.

-Pos hay una sequía de la hostia, está el Pas seco, no baja ni una gota.
-Sí, ya lo vi el otro día que pasé por allí
-Yo voy mucho, me gusta comprar los sobaos que hacen allí tradicionales.

¡¡¡Hosti, el valle del Pas!!!! ¿Cómo no se me ocurriría antes?
-Oye, y los hacen por encargo? como los pidas?
-Sí, por lo menos el que está en la curva hacia Puente Viesgo sí.

Dejo la copa pagada en la barra y salgo del bar, una idea fija ronda por mi cabeza. Nada, mejor me voy a dormir. Dormí poco ésta semana, estoy que me caigo de sueño.

De nuevo en cama, sueño que estoy llegando a mi casa familiar, entro en casa y llego a la cocina sosteniendo con gran esfuerzo un inmenso sobao pasiego, cual Atlas sosteniendo el planeta en sus vigorosos brazos, saludo a mi madre.

-Mira, mami, te traigo el pasiego
...Y lo suelto en la mesa de la cocina
Rompe la mesa hecha astillas y de repente cruje todo el edificio...se derrumba, se abre una enorme brecha en la tierra que me traga...y vuelvo a encontrarme en el infierno con ese horrible diablo que me echa a paladas sobaos por un embudo.

¡Nooooo!!!! despierto de repente, son las 8 de la mañana.-hosti, no recuerdo haber madrugao así un sábado a menos que tuviera que trabajar. Me oprimen estas cuatro paredes, voy tener que salir a dar una vuelta.

Salgo, agarro el coche y tiro millas. De ahí a un rato me doy cuenta de que voy, como un autómata, sin habermelo planteado ni reflexionado, hacia el Pas.
Aparco delante del artesano.
-Buenas ¿Hace sobaos a medida?
-Depende... ¿Qué medida?
-Un momento, que vengo ahora
Siempre llevo un metro en el coche, por costumbre, de cuando tenía que medir obras trabajando en Asturias. Llego al coche, agarro el metro, abro el maletero y mido.
-Uno ochenta y dos por uno cuarenta-le digo al pastelero cuando entro de nuevo en el local.
-Home, no, tan grandes no los hacemos, tiene que caber en el horno.
Echo un vistazo al horno, de piedra como el que tenía mi abuela para el pan, acababan de sacar una remesa.
-Vale, cuándo vengo a buscarlo?

Aquel enorme pasiego no llegaba a ocupar el ancho del maletero, pero sí andaba algo justo en el fondo, así que tuve que inclinarlo un poco para cerrar la puerta.

Jeeejejeee, que sensación de triunfo, en la radio del coche se escuchaba a todo trapo el Cantar de los Nibelungos de Wagner, apoteósica.
Llegar a casa de mis padres, decirle a mi madre:
-Te traigo un pasiego, va a ser por pasiegos! aqui lo tienes, ¿quieres que te traiga otro igual pa la semana que viene?...

Mi madre miraba aquel inmenso pasiego y no daba crédito....al rato, cuando volvió en sí repuesta de la sorpresa, va y me dice:

-"joer, a ti cualquiera te dice nada".

lunes, 4 de junio de 2007

Navegaciones y sueños


Simbad mató el candil, se metió en el lecho y buscó en sus memorias un viaje para adormecer con él, y gustaba de buscarlos muy largos y detallados, y no sabía dejar cabo suelto desde que salía al patio de casa haciendo visera con la mano, por ver cómo se levantara el mar aquella mañana, y que el viento lo peinaba, y por veces tenía que pararse, que no ajustaban en el cuento unos compañeros o una despedida, o de qué parte anclaría la nave, o un fardo estaba puesto en cubierta que no dejaba pasar cómodo a proa, y estaba media hora maquinando en aquel tropiezo o en otros, y cuando lo burlaba, entonces la nave y su sueño encontraban franca vía, y adormecía en un repente, quietecito y roncador, y si soñaba, lo que no acostumbraba, le subían los sueños en palabras a los labios, a pasearse.


Si pudiésemos verlas, de seguro que eran palabras de colores muy vestidas, espuma de la memoria que Simbad gastaba cada día, nueva y eterna espuma del mar mayor, estrellada en ondas relucientes por los vientos amigos que pasan cantando.

cies
(A. Cunqueiro: "Se o vello Sinbad volvese ás illas")

viernes, 1 de junio de 2007

DEMOSTRAR LO EVIDENTE


En tiempos de crisis, la mayoría de la gente prefiere escuchar mentiras,.... cuando no se vislumbra el futuro, cuando la sociedad funciona de un modo tan perverso que el bandolerismo y la depredación dominan todo, subyugando los más básicos valores de la convivencia y la vida en sociedad. En esos momentos la palabra pierde valor, la autoridad deja de ser moral y se convierte en la ley del más fuerte, tiempos que recuerdan...

EL JUICIO DE SÓCRATES

"tiempos difíciles aquellos en los que hay que demostrar lo evidente"
Recordemos que en los tiempos de Sócrates no existía la manipulación de la verdad que hay hoy en día a través de los medios de comunicación.

Sin embargo, el quizá mayor filósofo que existió jamás en la historia, que no dejó nada escrito y lo conocemos a través de lo que sí dejaron escrito platón y Aristóteles, fué juzgado y condenado a muerte, en una época de transición de la edad dorada del clasicismo y la democracia a la crisis y la dictadura.

Las autoridades de la Atenas de la época lo consideraban un elemento molesto, indeseable.
Porque despojaba al pretencioso experto de su retórica, lo mostraba como era en realidad, con sus verdaderas pretensiones, con sus miserias.
Así que decidieron prepararle una encerrona y condenarlo a muerte. Con acusaciones cínicas, con mentiras.

Hoy, que el cinismo y la mentira se han apoderado de la verdad y la naturalidad de las cosas, ya no existe ningún Sócrates.

...... los hemos matado a todos.......

Quizá no físicamente, pero hemos destruido el tejido social y cultural que genera las mentes críticas, las mentes lúcidas que son necesarias en cualquier sociedad sana, la voz de la conciencia.

Hemos negado a Sócrates su derecho a existir.